El hierro se obtiene de minas, que suelen ser subterráneas aunque actualmente se están empezando a utilizar las minas a cielo abierto para abaratar costes. Se extrae el mineral de hierro de la mina y mediante un proceso siderúrgico se eliminan las impurezas que tiene el mineral para conseguir una mayor calidad en el resultado final.
El hierro es un material que conduce bien tanto electricidad como calor, es maleable, dúctil, magnético, tenaz y resistente. Estas propiedades hacen sacar del hierro un gran partido para todo tipo de construcciones y otras muchas aplicaciones.
El hierro tiene varios derivados donde se intentan mejorar alguna de sus propiedades. Sus principales derivados son:
Acero.
Se forma combinando carbono y hierro.
Hierro fundido.
Se consigue fundiendo el hierro y se pueden extraer tres tipos de fundición: blanca, gris o aleadas.
Para la obtención del hierro y sus derivados es necesario pasar un proceso siderúrgico resumido en la siguiente imagen:
Las dos fundiciones principales son la gris y la blanca; y sus principales aplicaciones son:
Fundición gris.
Hogares, estufas y piezas mecánicas.
Fundición blanca.
Engranajes, pistones y tuberías.
Tanto el hierro como sus derivados son frecuentemente utilizados en la construcción tanto de edificios y puentes como medios de transporte o utensilios domésticos. Esto se debe al aprovechamiento de sus propiedades, por ejemplo una olla de cocina de acero inoxidable aprovecha la conductividad del calor y la resistencia a la oxidación.
La producción y obtención del hierro y sus derivados trae consigo un grave impacto en el medio ambiente. Este impacto se debe a la utilización de medios de extracción contaminantes en la extracción del mineral; la contaminación producida en su procesamiento desde que es mineral hasta que se consigue ya el hierro y finalmente cuando el material ya deja de ser usado su procesamiento para evitar que contamine la naturaleza. Además las minas generan una gran cantidad de residuos.
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